Se podría decir que el concepto del taxi nace en la Antigua Roma, donde hay referencias de Publio Virgilio, un autor de la época, que habla sobre el carro de alquiler, que servía como servicio público. Este carro estaba disponible para todo el que lo necesitase que, como él mismo, tenía movilidad reducida.
No obstante, si nos centramos en la historia del transporte público moderno el taxi existe desde el año 1640. En este año el francés Nicolas Sauvage, abrió la primera empresa de «taxis» en París. Él fue quien inventó el modelo de transporte en el que cualquier ciudadano podía montar en sus carruajes para realizar un trayecto a cambio de un precio.
Los taxis de Sauvage fueron muy populares y en 1703 este sistema ya estaba regulado por la policía parisina, que atribuía a cada vehículo un número de matrícula y licencia de circulación. Como curiosidad cabe remarcar que el taxi de la época fue durante mucho tiempo utilizado para citas y amores secretos, ya que estos carruajes concedían privacidad e intimidad. De esto hay constancia en muchas obras literarias.
Años más tarde, fue el alemán Wilheim Bruhn quien inventó el taxímetro, un aparato que medía la tarifa que el pasajero debía pagar en función de la distancia.
El primer taxi automóvil, con taxímetro incluido, que aparece se remonta a 1904. Fue también en París, de la mano de Luis Renault, que lanzó sus coches pequeños de dos cilindros para taxis. Fue en este momento cuando también empezó a utilizarse la palabra “taxi”, abreviación de taxímetro, para referirse a ellos.
A partir de este momento, la evolución y expansión de los taxis alrededor del mundo fue increíble. Naturalmente no han parado tampoco las innovaciones, siempre adaptándose a las necesidades de todo tipo de públicos. Taxis adaptados, eléctricos, híbridos… Todo con el objetivo de adaptarse a los tiempos actuales y siempre orientados a la comodidad de los pasajeros.